jueves, 29 de abril de 2010

Lucha por la supervivencia

Hace ya un buen rato que nos estamos mirando...parece una buena chica. Frente a frente, sin mediar palabras alguna.
Estoy nervioso, no sé cómo actuar. No me suele pasar esto, generalmente mi reacción es peor: salgo corriendo. Pero esta vez planto cara.
Ahora intento apartar la mirada levemente...Quizá si la miro a sus brazos o piernas resulte más discreto. Puede que no se dé cuenta de que la estoy mirando.
¡No, ya está! A su pelo. Esto suele funcionar...¿pero a cuál? Tiene pelo en todos los sitios.
Buffff....no sé. Volveré otra vez a sus ojos. Espera. Uno, dos, tres...¿Ocho? Me tiene dominado, soy débil.

No sé en que momento me quedé paralizado. Era un día normal.Yo sólo iba a coger pan encima de la nevera, cortarlo, unas lonchitas de jamón serranito y pal buche. No recuerdo haber invitado a algún amigo y mucho menos a ti, arañita.

Soy consciente de tu poderío: podrías saltar sobre mí e hincarme tus mandibulitas mortíferas. Tu veneno se extendería y caería paralizado con cara de tonto sobre mi bocata. Acto seguido me llevarías a tu escondite (sobre como me desplazarías es algo de lo que no estoy muy seguro), y meticulosamente, me envolverías en tela conservante para los días de vacas flacas. Cachito a cachito...No sin antes acabarte el festín de jamón serrano.
Sí, guapa. Porque sé que eso es a por lo que viniste. El jamón es irresistible.
Pero no me distraerás con reflexiones fuera de lugar. Lo que prima aquí y ahora somos tú y yo.

Eres rápida, no hay duda. Cualquier intento de aplastamiento quedaría en un golpetazo seco en la mesa acompañada de humillación. MI HUMILLACIÓN.
No te basta con invadir mi territorio, además buscas sobreponerte a mí.
Y lo estás consiguiendo.

Piensa, piensa...Ya...crees que me dejaré picar a lo Peter Parker...pero con las casas bajas de Madrid lo tendría difícil para desplazarme. Seguiría yendo en transporte público, saliéndome la broma de ayudar a los ciudadanos algo cara. Descártalo pequeño arácnido, tu chantaje de los superpoderes no tendrán cabida en mí.

¡Ey, ey!¡Tan pronto no!¡Hablemos, no avances tan rápido!
Tú ya inicias el ataque y yo aún no he pensado a quién dejaré mi colección de comics tras ser tu víctima.
Evades el tenedor, esquivas las migas de pan. Te paras. Me miras. ¿Es que no lo ves?¡Sudo!¡Es sinónimo de miedo!
¿Otra vez reanudas la marcha, eh? Valiente cobarde, ya podrás. Me pillaste descalzo y con las zapatillas en la habitación. El zapatazo también queda descartado...traidora.
Si mi muerte ha llegado, que al menos sea rápida e indolora. Adiós mundo crue...


¡CHAF!


Me acabo de lavar los dientes. La película que pusieron por la noche mientras cenabamos era de las buenas. De esas de acción, los efectos estaban curradísimos.
Naaaaaa. ¿Lo de la araña decís? Sencillo, mi madre. El viejo pero eficaz truco del periódico enrrollado.
Dejó caer el arma homicida a velocidad acelerada sobre la trayectoria de la peludita araña, donde el efecto de la gravedad y la mala leche que sólo una madre puede almacenar hicieron el resto.
El pobre bichito quedó calcamoniado en la sección de cartelera. Lástima.

En fin, me voy a dormir. Primero miraré que ninguna de sus amiguitas se deslice desde el techo en el hilo segregado de su...ejem...glúteo...al igual que Tom Cruise hizo en Misión Imposible.

Y sí: soy aracnofóbico perdido.

¿No os pasa que después de hablar de insectos, os pica todo el cuerpo?

1 comentario:

  1. A mi me pica una zona en concreto después de leerte macho cabrio

    Con cariño su acosador personal

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