domingo, 30 de enero de 2011

Platero y tú - Al cantar



Y sentir que no estamos muertos...Aunque sólo sea un momento...

sábado, 22 de enero de 2011

Tú, que me ves con buenos ojos

Coming soon


La próxima semana o quizá la siguiente o....¿Véis que bonito es el mes de Marzo?

Cuidado con los amigos

Soy un chico de pocos amigos.

Llamadme insociable: es verdad. Lo admito y ellos también. Será que el día de tu cumpleaños y en el momento de comer la tarta me gustaba eso de que tu madre dijera:

"¡Tate, que poquitos chicos de la escuela vinieron a tu cumpleaños!"


Yo, como buen niño, hábilmente respondía: "¡¡Pero tocamos a más mamá!!"

Mi madre, muy cabezota, insistía: "Pero hijo, tienes que conocer más gente. Salir…relacionarte…Ejem, irte de casa…"

Y yo cabezón total, propio de un hijo al que la madre ha tocado la paciencia: "¡¡Mamá!! Reparte ya los malditos trozos de la tarta que tengo que subir con Rubén a jugar a la Play en mi cuarto…Tú cogete un trocín anda…Para que veas que te quiero un montón."


La mujer buenamente los repartía y mientras yo rápidamente subía con la bandeja de los trozos ya repartidos justa y equitativamente por esa madre encantadora, me encerraba en mi cuarto a viciarme con mi amigo Rubén mientras de fondo atinaba a escuchar a mi madre en lo que ya era un susurro:

"Feliz 23 años hijo…"


Bien. Respecto a esto decir dos cosas:


1º) El año que cumplí los 23, invite a Rubén.
Un tío majo, le conozco desde hace un huevo de tiempo. Nunca ha faltado a ningún cumpleaños el crack.
Mi psicólogo me dice que tengo que empezar a echarme amigos de carne y hueso…Que existan. Reales.
Pero es que a mí, Rubén, me tiene ganado.

2º) Mi vigésimo tercer cumpleaños ha sido en el que más amigos he invitado a mi fiesta.
Bueno, invitar no es la palabra correcta…Más bien, acudir: El cumpleaños a los que más amigos acudieron a mi fiesta…Realmente, sólo fue Rubén.

No soy un hacha de las relaciones públicas como bien se ve.

3º) Tengo la Play…La uno, la dos, la tres…La portable y la verde fosforito champiñón.
Ahora sí, no tengo cuarto en mi casa…Así que, pensándolo en frío, no sé dónde pude estar jugando con Rubén ese día.
Es más, ¿quién es Rubén? ¿Quiénes sois vosotros? ¡¿¿Para quién hablo??! ¡¡HOLA!! ¡¿Hay alguien ahí??!



Tras tanta insistencia por parte de mi madre de conseguir amigos a los que no sobornase para que lo fueran ( ni dinero ni VISA), he conseguido hacerme amigo de uno.
Se llama Catarro.

Lo mismo alguno ya le conocéis, es una persona supersociable y no le cuesta relacionarse nada. Yo le admiro.

Es un poco puñetero eso sí y tiene un montonazo de nombres…¿¿Catarro es sólo uno de ellos eh?? Se le llama también resfrío, resfriado, Jesús y Joderlamierdaestáquenomelaquitonipatrás.
Además es intelectual. Pero uno de esos cerebritos a los que no le importa relacionarse con la chusma (véase la amistad que sostiene conmigo)...Sus amigos científicos, ahí es ná, lo conocen más habitualmente como Nasofaringitis aguda. Los más personales cariñosamente le dicen Rinofaringitis o "Rino" en la intimidad.

¡Un tío de puta madre! Y bueno, que decir de su hermana. Bufffffffff ¡Que pivón! ¡La señorita Gripe! Si es que con ese nombre dan ganas de cogerla y ¡Díos mío!
A un conocido que tengo se lo presentaron y se acabaron liando…Un lío de estos de una noche. El chaval lo gozo, ¡¡que ilusionado estaba!!….¡Me llamó y todo!
Lo malo que al día siguiente debió sentarle algo mal, porque una tos y fiebre que cogió el pobre...
¡Los jóvenes de hoy día que no se cuidan!


Yo hace poco más de una semana que conocí a Catarro, desde entonces he empezado a hacerme preguntas del tipo:

¿LA TOS...PUEDE MATAR?

No en serio, porque yo creo que en una de esas con la fiebre, los moquillos y como no, la jf&@ tos de los 3$4%¤þ , uno muere en menos que canta un gallo.
Ahora mismo mientras escribo estoy perdiendo, entre tosidos y tosidos, una parte de mí.
Es algo así copmo cuando te das una hostia con el coche y se ven saltar piezas…Pues así. Yo creo que ya el corazón en una de esa tos secas, se me salió y ahí que lo perdí…A ver, esto tiene su explicación, en mi casa estamos muertos de hambre total. El corazón, al caer al suelo y tras el primer bote, vino el perro y se lo zampó de un bocado. Así es él, radical total.
Esa es la razón de que ya no tenga corazón: mi perro se lo comió.


Para resumir, aquí van una serie de incidentes a tener muy presentes si os hacéis amigos de Catarro.

A) TOS: La que ahora mismo experimento es seca, como de abuelo resentido.
Se corre el riesgo de irte perdiendo poco a poco por tu propia boca.
Los pulmones...bueno, yo ya no tengo pulmones. Pierdo trocitos de ellos en cada cof cof que sale de mi boca.
Esto es una paradoja, porque cuando tosemos realizamos la expulsión de gérmenes que salen de nuestro cuerpo y volando, volando van a parar a otras bocas y las contagian con los mismos síntomas. Yo prefiero llamarlo “colonos”, me gusta...¿Algún problema?
El tema está en que si ellos se van, ¿por qué sigo costipado? Se reproducen los tíos que es un misterio.

B) MOCOS: Ahora mismo me pinto de verde y me pongo lentillas amarillas y ya tengo papel para “Cazafantasmas 3: La venganza de Moquete”…Clavado.

¿Qué decir de esta sustancia sin soltar en nuestra mente una mueca y gesto de Puaggggggg? El moco, pasatiempo de alguno de nosotros en ciertos momentos de aburrimiento (Buscar oro en la mina es algo que todo sujeto ha hecho en más de una ocasión) se convierte ahora en el mismo infierno.

Los fabricamos sin paragón. Venga uno detrás de otro y venga uno detrás de otro, y venga y otro…
Las fábricas de papel de cocina y clínex se están riendo de nosotros ahora mismo en alguna parte. No somos conscientes de que con nuestros mocos damos de comer a las familias de estos buenos hombres y padres de familia.
De ahí la famosa expresión: “Me estoy comiendo los mocos”…Bueno, de ahí y de otros raros hábitos que tiene la gente.

Especial cuidado con "el síndrome Alien" de Sigourney Weaver:
Se produce una mezcla entre tos y moqueo de manera que los proyectiles de nuestra nariz se mezclan, gracias a la tos y a un oportuno estornudo, con los fluídos o babas de nuestra boca, dando lugar a la ya conocida “baba colgante” o “reguero de baba” que muestra la criatura en el filme.
Y como se me están revolviendo las entrañas de pensarlo, paso al siguiente punto.

C) DERRAME CEREBRAL: En una de esas toses, me da algo en la cabeza y me quedo en el sitio. Llevo ya perdida la cuenta de los días que estoy con dolor de cabeza.


D) CHICHÓN: Sí, ésta es la que menos gracias hace.
Tú estás cerca de la mesa, atándote los cordones, medio agachado y empiezas a sentir un cosquilleo por la nariz. ¿ Qué haces?
Ir adoptando una mueca bastante humillante donde cierras los ojos poco a poco, arrugas la nariz hasta límites insospechados para ti, abres la boca y dejar soltar ¡¡Atchíiiiiis!! A la vez que lso “colonos” salen de tu napia.

Obviamente del impacto mesa-cabeza no te ha librado nadie. Lo único que puedes hacer es llevarte la mano a la frente y mirar porque nadie lo haya visto.
Esto nunca es así y tienes a todo el mundo mirando fijamente. A ti y a tu compañero “el moco” que hace puenting de tu nariz y está vez ha superado el récord de altura sin que la cuerda se rompa. Humillante.

Lo mejor de todo que siempre hay uno, majete o cabroncete, que según se mire te suelta: ¡Salud!....o….¡Jesús!.....
Pues ni lo uno ni lo otro campeón. Ni tengo salud como puedes ver y ni me llamo Jesús...¡Roberto, pá servirle!
Es ahí cuando le tiendes la mano con la que te limpiaste el moco colgante en un acto de desesperación.
Esto sólo empeora la situación.

E) EJERCICIO: Ya para terminar, el último síntoma que se me ocurre. ¿¿Hacen los españoles deporte?? Hmmmmmm, analicemos.
Según mi teoría lo intentan. Solamente lo consiguen cuando se costipan.
Yo hago unos 1000 abdominales diarios entre estornudos y lo peor de todo es que no me pongo cuadrado ni me sale una tableta de chocolate ni na de na de na.
Eso sí, las agujetas que tengo en la tripita no me las quita nadie.

En conclusión, amigos: Abrigaros ahora que han avisado que las temperaturas vuelven a bajar o en vez de mi amigo el Catarro puede que nos visite su prima hermana, la Neumonía.

martes, 18 de enero de 2011

Pequeño guisante

A veces queda uno tan pequeño en un mundo tan grande...

El Juicio



Hace acto de comparecencia en la sala su honorable jueza: La Parca.

Vestida de negro, como viene siendo habitual. En la mano ya tiene preparada su querida compañera: la guadaña. En esta ocasión ha decidido dejar el martillo en casa.
Nadie cuestionará su autoridad y ni mucho menos se atreverá a dar un ladrido al aire. Si es así, nuestra amiga no dudaría en emplear su pequeña cuchilla.

En la sala también presente el acusado. Su nombre parece importarle poco a todos a excepción de sus familiares.
Moreno, ojos oscuros y de grandes orejas. Atento a todo pero sin posibilidad alguna de protestar.
Se trata de alguien con abundante vello corporal, ni una zona al descubierto, ni una calva.
Tampoco sabe por qué está ahí, simplemente fue llevado a prisión pocas horas antes sin previo aviso, arrebatándole la tranquila estancia en su casa.
Últimamente se encontraba bastante apagado y esta situación no era sino un aliciente más para dejarse caer sobre el suelo y no volver a levantarse más.
El sujeto se distancia del canon habitual: Tiene cuatro patas.

Los familiares se encuentran detrás suyo, entre los bancos. Lo único que pueden hacer es mirarse los unos a los otros con rostros angustiados. La impotencia de no tener el control en tus manos y de no saber cómo acabará todo se hace participe en sus caras.
Se intercambian miradas con el acusado. Un acusado aparentemente inocente, incapaz de cometer el mínimo acto de maldad.
La familia confía en el defensor, Javier.

Javier era veterinario y su gran capacidad intelectual le había permitido ir siempre un paso por delante de todos. En su humildad, nunca defendió una injusticia. Jamás. Se basaba en su propio código de honor: “La justicia ha de ser justa”.

Siempre pensó que toda persona tenía que ser defendida, pero era contrario defender a un asesino que no tuviera intención de arrepentirse o cambiar su vida, sus actos. Nunca mintió en un juicio y como en su verdadera profesión la posibilidad de éxito nunca era del todo cierta. Su habilidad con el bisturí era igual de buena que con sus palabras...pero la decisión final recae en ella: La señora Muerte, cadavérica, la cual parece tener más que clara la sentencia final.

Javier da pequeños sorbos a un vaso que se va vaciando conforme pasa el tiempo. Los minutos no pueden ser más largos cuando de ti depende salvar a una persona.
Mira a su lado izquierdo. En el otro lado de la sala otro enemigo. Si ya de entrada lidiar con La Muerte no fuera complicado todavía hay otra persona que sudará sangre para terminar de hundir al acusado con argumentos falsos.

Finalmente, La Parca golpea con el extremo de la guadaña en el suelo. Todos quietos, el juicio acaba de comenzar.
La jueza solamente necesitó tres movimientos:



El primero dar la palabra a Javier. Nada más dar éste su versión de los hechos, La Parca lo manda callar impositivamente.



El segundo movimiento no requiere de la participación del acusador hacia el acusado. La jueza sola determina la sentencia final. Otorgar la palabra al abogado defensor fue sólo un absurdo: No se puede escapar del plan de la Muerte.
Golpea nuevamente en el suelo y nombra al acusado en voz alta:

“Tu destino está decidido: tu muerte”

Gritos inmediatos mezclados con llantos. Los guardias han de intervenir conteniendo el gentío Es en toda regla una injusticia.
Javier trata inútilmente de protestar, sus palabras caen en un vacío profundo. No puede hacer nada por el chico…Y ni siquiera cometió delito alguno...
Los familiares alzan todo tipos de insultos a la jueza. Ésta sólo rie. Cada vez más alto, diabólica y ensordecedoramente.
Se producen golpes fuertes y una gran brecha se abre en el suelo. De lo más profundo surge una mano entre llamas. El mismo diablo viene a llevarse al acusado. Violentamente sale del subsuelo y mirándo fijamente al acusado, deja entrever una sonrisa malvada. Las pezuñas de sus pies resuenan en el suelo mientras se dirige hacia su víctima.

La víctima no puede moverse, está débil...cansada. Los familiares son retenidos entre empujones y golpes. Sólo uno de ellos, el padre, logra zafarse de los guardias y abrazar al acusado.
Un amigo, un hijo. Uno de la familia.
Los segundos rodeándolo con sus brazos no pueden pasar más rápidamente.

El diablo interrumpe y agarra al padre. Lo levanta en el aire y lo zarandea a la vez que se divierte al demostrar la fragilidad del ser humano. Lo lanza al final de la sala y con su otra mano, alcanza al acusado y lo arrastra hacia el destino elegido.
No tiene prisa en llevárselo. Parece disfrutar oyendo los llantos de la gente por el premio que se lleva entre las manos. Antes de volver al mismo infierno, sonríe nuevamente a La Parca.

Finalmente, se lanza al agujero junto al imputado.



Ahora todo es silencio.
Solamente queda por verse el tercer y último movimiento de la jueza: Golpeará en lo que será un odioso ruido contra el suelo:

“ Se levanta la sesión”

Dicho esto, se retira entre las sombras y desaparece.


Entre los familiares un niño reniega de que todo haya sucedido realmente. Quiere pensar que todo fue una pesadilla. No le dieron oportunidad de defenderse.
Las palabras de Javier no se tuvieron en cuenta en ningún momento y ni siquiera Dios vino a mediar por nadie.

Este chico sólo se pregunta qué fue por lo que acusaron a su querido amigo. Llega a una conclusión...Una única conclusión:


Vivir


La misma vida que el acusado y el chico vivían y compartían juntos es concebida ahora como una enfermedad. Se considera la vida como un delito ya que en cualquier momento y sin previo aviso, alguien se termina llevando todo lo que nos importa.

La pena se convierte en rabia y ésta a su vez, milagrosamente en esperanza. El arma que queda cuando todo lo demás está perdido, la esperanza por vivir...la esperanza por disfrutar.

Se extiende la manga de la chaqueta y con ella se limpia las lágrimas que le caen por las mejillas. Sonríe.

Es hora de mirar adelante y vivir la vida que a otros se les ha visto negada.
Aún en la soledad el alma de su amigo estará junto a él, inseparables.



Vive.