sábado, 10 de abril de 2010

EL AMOR DE UN DIOS

Estoy que me sobo...Es bastante tarde y después de trabajar 12 horas el día pasado ya mis ojos hacen huelga. Y más sabiendo que dentro de unas horitas me toca estar de pie de nuevo para chuparme otras 12 horas...
Por cosas como esas me da por hablar de la religión.

Nací en una época relativamente permisiva, no de niños consentidos como en la actualidad. A pesar de ello muchos no nos hemos librado de los profesores "a la antigua" que enseñaban regla en mano y al ritmo de "¡Aquí mi fusil aquí mi pistola!¡ Señor, sí señor!" De igual manera, los colegios religiosos...

Temas de debate hay muchos y opiniones tanto respetables como no, acertadas o equivocadas. Yo tengo la mía: Dudo en la existencia de Dios.
Quizá esté ahí y vele por mí. Pero en 23 años de mi vida yo nunca le he visto, y para los más espirituales, nunca le he sentido (ya que a Dios no se le ve, se le siente...).
Las desgracias del hombre son sólo del hombre, ¿pero que es lo que nos hace humanos?: ¿Ver como golpean y roban a una persona en un vagón lleno de pasajeros y ayudarla? ¿O quizá no hacer nada?
¿Se necesita una razón para ayudar a alguien? ¿A quién juzgará Dios, al ladrón o a mí? ¿Quizá debiera juzgarse a si mismo?

Pero por lo que encima de todo JAMÁS creeré son en aquellas personas que dicen vivir la fe. Los que se hacen llamar curas, obispos y Papas, llevando sortijas y anillos de oro y preocupándose más de la posición de poder que ocupa la Iglesia que de la verdadera falta del ser humano.
Sólo unos pocos dedicados de corazón a esta tarea, ya sea enseñanza o búsqueda de respuesta en un modo de pensar y vivir (que no comparto), merecen mi admiración.

Como todo en esta vida, cualquier ideología y opinión es respetable obviamente.


Fuera de esto, escuché una canción de Mägo de Oz que me encantó en sus minutos finales: " La cantata del diablo".
En ella, se dice...


Padre nuestro, de todos nosotros,
de los pobres, de los sin techo,
de los marginados y de los desprotegidos,
de los desheredados y de los dueños de la miseria,
de los que te siguen y de los que en ti, ya no creemos.

Baja de los cielos, pues aquí está el infierno.
Baja de tu trono pues aquí hay guerras, hambre, injusticias.
No hace falta que seas uno y trino,
con uno solo que tenga ganas de ayudar, nos bastaría.

¿Cuál es tu reino?
¿El vaticano?
¿la banca?
¿la alta política?

Nuestro reino es Nigeria,
Etiopía, Colombia, Hiroshima.
El pan nuestro de cada día son las violaciones,
la violencia del género, la pederastia,
las dictaduras, el cambio climático.

En la tentación caigo a diario,
no hay mañana en la que no este tentado de crear a un Dios humilde, justo.
Un Dios que esté en la Tierra,
en los valles, los ríos,
un Dios que viva en la lluvia,
que viaje a través del viento y acaricia nuestra alma.

Un Dios de los tristes, de los homosexuales.
Un Dios más humano....
Un Dios que no castigue, que enseñe.
Un Dios que no amenace, que proteja.
Que si me caigo, me levante.
Que si me pierdo, me tienda su mano.
Un Dios que si yerro, no me culpe.
Y que si dudo, me entienda.
Pues para eso me dotó de inteligencia, para dudar de todo.

Padre nuestro, de todos nosotros, ¿por qué nos has olvidado?
Padre nuestro, ciego, sordo y desocupado, ¿por qué nos has abandonado?



Ya está, ahora punto y final. A dormir.
Y no sé si con Dios o no, pero con suerte, esperemos soñar con los ángeles, pues al menos a ellos, se les ve al cerrar los ojos y echar el primer ronquido.

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