viernes, 18 de enero de 2013

"Aviso a la comunidad de vecinos del inmueble"

Me toca trabajar por la mañana...

No puse el despertador el día pasado, pero eso da igual. No es muy importante. Mi cabeza hoy decide funcionar de forma autónoma y se despierta puntualmente. La primera sorpresa aparece: doy la luz y no funciona. Son las 8:00 de la mañana y no se ve ni un cagado. Ahora viene a mi cabeza el cartel en el portal de mi piso:

"SE AVISA A LA COMUNIDAD DE VECINOS QUE SE CORTARÁ LA ELECTRICIDAD PARA REFORMAS EN LA RED ELÉCTRICA DEL INMUEBLE..."

Reformas...En fin, opto por hacer gala de exhibicionismo de mi musculoso cuerpo (¿mentira, decís? Yo no miento nunca: es musculoso, ¿vale?) y abro las persianas. Una vecina del bloque de pisos de enfrente que casualmente estaba mirando hacia mi ventana se desmaya al ver lo increíblemente bueno que estoy. Ya van 6 en esta semana...
Continúo con lo mío: aún con las persianas abiertas, la luz que entra no permite que se vea un cagado, por lo que intentaré hacer mis labores matutinales a oscuras.

Cosas como el desayuno o pisar el rabo del gato por error las hice sin mucho esfuerzo...mi gato también fue capaz de arañarme sin mucho esfuerzo ¬¬. Ducharme, eso tampoco costó mucho. Con la toalla envuelta en la cabeza, me voy para mi habitación y conecto el secador.
¿Era por la mañana y estaba sopa todavía, ok? No me lo tengáis en cuenta...El secador, obviamente, no va al encenderlo. Es lo que pasa cuando cortan la luz en tu bloque: sin electricidad los aparatos raramente funcionan.
Miro afuera y el frío no invita a salir con el pelo mojado, pero tampoco es que el reloj invite a esperar a que se seque. Me voy desesperando y todavía no he salido de casa: ganas de llorar aumentando. Veámos: logré robar minutos al tiempo y dejé que el pelo se secase un poco. Probabilidades de neumonía reduciéndose. Tras esto, sólo queda salir y bajar desde un octavo sin ascensor (no hay corriente eléctrica, os recuerdo...ejem, ejem): una atracción divertida donde las haya de 112 escaleras de caracol, mareo incluído.
De camino al metro me tropezaré ligeramente y una mini-rama lo suficientemente pequeña para tenerla lástima pero lo bastante grande como para que te moleste al andar, se enreda en los cordones de mi deportiva izquierda. No sé cómo, no preguntéis. Quitarla de ahí fue tan difícil como la absurda posibilidad que tenía de fusionarse a mis cordones de la manera que lo hizo.

A pocos metros para llegar a la boca de metro, vi una paloma en el suelo, parada, contemplando el paisaje. Pensé en darle una patada como si de un balón de fútbol se tratase, dejando en el lugar donde ahora se encontraba el pobre animal, un revuelo de plumas olvidadas, con el fin de desahogarme de la mañana que estaba teniendo. Entonces recordé que nunca fuí bueno jugando al fútbol y que posiblemente fallaría el tiro, malgastando mis fuerzas en ello.

Conclusión: no paguéis un mal día con quien no tiene la culpa. Y menos con los animales. Y esto es verdad, en serio. Porque sólo son eso: animales. Los demás no tienen la culpa de nuestros problemas...bueno, no siempre :)
Eso o aprender a jugar mejor al fútbol de pequeño.

Me pasaron más cosas en el metro:
Un hombre casi es partido por la mitad al intentar ATRAVESAR (y esto es literal) las puertas del metro. El hombre no quería esperar el siguiente y le daba igual que éste tuviera las puertas abiertas o cerradas: él, pasaba.
Por otro lado, una mujer casi se lía a leches con su marido mientras discutían en el andén. Y por último, aunque no por ello menos inquietante, una mujer con gafas de sol oscuras de tipo negro-Mordor me observaba en el vagón del metro mientras escribía esto con el móvil. Y es que la cantidad de rayos ultravioleta que llegan procedentes del sol, son un peligro bajo tierra. Tened cuidado...

Pero ya es hora de preguntaros:

¿Qué tal vuestra mañana? :D

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