lunes, 7 de junio de 2010

Divagación mental---> Sueño

Dios, que angustia...Apenas me acabo de levantar de un mal sueño. Una pesadilla.
No apareció Freddy Krueger ni nada por el estilo, pero para mí fue de angustia.

En el sueño yo era vigilante de seguridad. ¡Y hasta llevaba el traje con su plaquita! De azul...segurata yo... Si no doy la talla. En serio que no, mi conformación fina-escuálida es apta para desmontarme al primer estornudo: el ladrón menos experimentado ya me rompería con sólo mirarme.

En mi ilusión mental creada bajo leves ronquidos que podía oir en la lejanía, trabajaba en un centro comercial de varias plantas con mis compañeros, uno de los cuales resulta ser una vigilante de seguridad del centro donde yo realmente trabajo (con realmente me refiero a la dimensión real, del mundo real, donde comemos realmente, respiramos realmente y hacemos vida, realmente también).
Somos unos 4 más: dos seguratas del servicio habitual del que se supone yo formo parte y otras dos chicas que están haciendo suplencia a dos compañeros que están malos, de vacaciones, o simplemente eran secundarios cómicos que no figuraban en los créditos finales.

Estamos haciendo la ronda y sucede algo. Ese "algo" resulta ser de gravedad, pero como estamos en un sueño y más aún, en mi cabeza que está super chotada, pues no caigo ahora de qué se trata.
De cualquiera de las maneras, bajo con mi compañera al lugar del incidente, el garage. Mientras los otros se quedan vigilando con las cámaras, las cuales para ironías del destino y como en todo cliché de película americana, no captaron ninguna prueba de interés.
Ahora viene una parte en blanco. No logro recordar el incidente, pero tenemos como pruebas unos esprays para graffitear ?¿?¿?¿??¿?¿?¿?¿??¿?¿¿?¿? ¿Posible arma homicida? Pero la idea que se trata en el sueño es un homicidio, algo de gravedad del que no ha salido culpable alguno. Con todo, yo acabo sospechando de una de las chicas nuevas que se encuentran haciendo una suplencia.

¿Lo más gracioso? Las testigos: una madre que no vió nada y que fue la que hizo realmente que me decantase al inculpar a una de las nuevas....y su hija.
Todo mona, la niña se encuentra temerosa, tímida. Apenas tiene cuatro añitos la pobre y por más que mi compañera intenta averiguar algo, la chiquilla no suelta prenda.
Mi turno: me agacho a su altura y comienzo a hacerle preguntas fáciles en tono afable y pausado. La niña, a pesar de mi atractivo físico y lo bien que me quedaba el uniforme, no me dice nada. Sólo me levanta su brazo derecho, el mismo que sostiene un osito de peluche marroncito que, a juzgar por su estado, pasó con ella desde los primeros pasos que debió dar. La niña logra dibujarme un contorno extraño en su brazo, en la parte interior del mismo. Mi compañera cree que son cosas de niños, pero los ojos de la pequeña revelan lo contrario. Le pregunto si se trata de un dibujo, de un tatuaje. La niña no sabe que decir. Asustada, repite con su mano el extraño contorno que ya hizo con anterioridad en su brazo, una vez más.

De vuelta al cuarto de seguridad, las piezas del puzzle están completamente desordenadas. La confusión se hace partícipe de nuestras mentes y lo único que podemos hacer mis compañeros habituales y yo, es dudar de las nuevas. Atando cabos, eran las únicas personas que estaban inlocalizables cuando se produjo el incidente.
Nos encontramos discutiendo y hablando acerca de un posible culpable. Gracias a dios, alguien interrumpe llamando a la puerta. Seguidamente abre y resulta ser una monja.
Sí amigos, una monja. Y encima en mi sueño se realiza un cameo de la actriz Dana Ivey. ¿Y esto por qué? Pues porque ayer echaron en televisión Hora Punta 3 y como no podía ser de otra manera, la actriz hace un papel brevísimo de monja traductora. La conversación en la peli es de un humor lo bastante considerable como para que mi cabecita decidiera incluir a Dana Ivey en el sueño, cuando Avril Lavigne hubiera estado mil veces mejor.
Resulta que esta monja actúa de mediadora, casi igual que en la película, diciéndonos que nos calmemos pues el tema nos está haciendo dudar y acusar entre nosotros, entre compañeros.
No todo es incoherente, en mi sueño la monja resulta ser miembro de un acto caritativo que se está celebrando en el centro comercial, de ahí su rol aparentemente absurdo.

Finalmente, regresamos a nuestras vidas después de un duro día de trabajo. Y entonces, otro momento en blanco, evento estrella de cualquier sueño.
¿No soy el único que lo padece, no? Me refiero a estar soñando algo....blanco celestial....un vacío....y continuación en el punto donde lo dejamos...Esos vacíos dentro de nuestro sueño a modo de cambios de escena o de actos.
Bien, ya sabéis de qué hablo, pensé que era el único al que le pasaba....que susto, casi me quita el sueño.

En este nueva escena, vuelvo al trabajo. Voy en coche, de copiloto. Miro a mi izquierda y ¡TARÁN!
De pilota va Dana Ivey en su papel de monja, por lo visto el fondo caritativo que el centro comercial organiza durará más de un día. Digo yo que me encontraría con esta mujer en algún momento y se ofrecería a llevarme al trabajo.
Yo sigo inquieto con el tema del culpable y lo hablo con la monjita. Ésta me dice que no me preocupe, que hicimos lo que estaba en nuestras manos.
Manos....de repente me acordé de la niña y el osito que sostenía en su mano derecha. La cara y esos ojos que me miraron intranquilos en el garage volvieron a mí. Esa pequeña había presenciado todo, sabía quién era el asesino. Recordé la extraña silueta que se dibujó en su brazo para intentar darme una respuesta como mejor pudo. ¿Qué quiso decir con eso?

Nos acercamos al trabajo. La monjita habla en alto, pero no la escucho. No puedo quitarme a la niña de la cabeza. Me dejó preocupado.
Es entonces cuando en seco, le pregunto a la monja ....... "¿Puede enseñarme sus brazos?".
Mis palabras salen de la boca sin pensar, buscando al criminal en cualquier rostro. Tenía que dar con él.
La monja se queda callada y deja entrever cierto nerviosismo. Se remanga y entonces lo veo, una marca en la parte interior de su brazo derecho. La misma marca que la pequeña me dibujó. No hay duda.
Sigue conduciendo, pero algo nerviosa. Intenta bromear, yo la sigo un poco la corriente, intentando unir el hilo que la conecta con el suceso del centro. Suelta una de sus manos sutilmente, sin violencia alguna y la dirige hacia abajo del asiento. Rápidamente, con un acto reflejo, saco la pistola y la apunto a la cabeza ordenando dirigir sus dos manos al volante (sí amigos, tengo una pipa XD ).
Ya se ha descubierto todo el pastel, sabe que conozco su implicación. Sigue conduciendo en dirección al centro comercial donde la detendremos. Es entonces cuando da un volantazo brusco que me hace perder la puntería (en Madrid, por poblado, a 25km/h.....gira "bruscamente" y me hace perder la puntería...ya os dije que era un sueño.....).
Forcejeamos con el coche en marcha pues la muy cabr*n* no pisa el freno. Chocamos contra algo y salimos del coche. Me lío a puño limpio...¡con una señora mayor vestida de monja!¡¡Y me gana!!
En la lucha, pierde el velo y deja entrever una calva brillante. ¡Genial! Ahora me gana Dana Ivey vestida de monja y calva. Para colmo, me hace un llave y me retiene como rehén ¿???¿??¿?¿? Penoso.

Me apunta a la cabeza con otra pistola que saca de la chistera: ¡VOILÁ, magia! Cuando está a punto de apretar el gatillo, suelta una de las famosas frases americanas que darán un segundo extra de reacción al protagonista, es decir, yo, y que evitará mi muerte:

MONJA: Frase típica ante de disparar que no recuerdo.

YO: ¡Come suelo!

Le hago otra llave a lo Steven Seagal y efectivamente, come suelo. Al caer, el brazo derecho, el tatuado, se destroza en trocitos con el golpe.
Era un brazo protésico...y el "tatuaje", una marca de fábrica.

En resumen, Dana Ivey de monja, calva y sin brazo derecho. Sí, un desenlace bastante flojo y la frase que suelto al final es tristísima. ¿Pero que queréis? Es mi primera peli como actor/director y encima, soy director involuntariamente ya que no controlo la totalidad del film...si fuera así, Dana Ivey, repito, hubiera sido Avril Lavigne.
Además, nadie sospechó de la monja, ¿verdad?

La llevamos a prisión y doy gracias a una niña que me ayudó a averiguar al culpable.



Caso resuelto, me levanto angustiado.

Escribo esto.

THE END

2 comentarios:

  1. ¡¡¡¡¡Qué brutal!!!! Ya desde que una de tus compañeras era del mundo real ya era una pesadilla, lo de los creditos finales me ha parecido la ostia, como lo de "miro a mi izquierde y ¡TARAN!. Genial tio ya te dige que tienes una mente priviligiada para esto

    Un abrazo

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  2. Gracias por la correcion de Dana Ivey...si podian ser gemelas!!! :D

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