viernes, 16 de julio de 2010

Subsuelo

Me desplazo en bus y en metro.
Mola. Y más el metro sin lugar a dudas.
El metro es algo así como un autobús elevado a....hmmm...a algún número.

Muchas cosas podemos decir del metro, ¿pensamos juntos?

¤ No fumar:
Un clásico que no falta en ningún lugar/local madrileño. Lo que menos consiguieron los "antitabaquistas" fue lo que realmente querían: que se fumase en los bares. ¿Conocéis algún bareto en el cual no se fume de una u otra forma? ¡Je!
Con todo ello, la ley sí que afecto a nuestra querida red de metro.


¤ No escupir:
Ésta es buena, el otro día un viejete me salpicó.


¤ No hacer sus necesidades en el metro:
Y es que cuando la llamada de la selva se presenta, necesario es hacerlo con urgencia. Sí amigos, esta norma aparentemente absurda se cumple los fines de semana y a altas horas de la noche. Cuanto más "cocido" va el sujeto, más necesidades de "regar" las vías o papeleras tendrán los pasajeros.
A modo de desafío, el que proyecta su chorrito hacia la vía metril obtiene la menor puntuación mientras que acertar en la papelera, supondrá la mayor puntuación. Para todo aquel participante que consiga llenar la capacidad del recipiente en su totalidad ganará una maqueta en miniatura de un vagón de metro tipo línea 10.

No sé la razón, ¿pero alguno no echa a veces de menos un baño en el suburbano?


¤ No pintar las paredes ni los vagones ni rayar los cristales:
Así somos los madrileños, nos gusta demostrar que nos enseñaron a leer y escribir en la escuela.
Lo de rayar los cristales ya bebe de otro lado: algunos monguis que salen de fiesta se encuentran faltos de rayas. Se terminaron todas las de la noche reglamentarias y sólo exteriorizan lo que su cerebro primitiv...esto...cerebro, les manda: rayas. Muuuuchas rayas. Un paraíso de rayas.


¤ No tirarse a las vías o bajar del andén:
Bueno, depende la situación. Hace bien poco mi móvil se lanzó, que no es que yo le soltase, no. Se lanzó desde mi mano, aterrizó al suelo, rebotó y fue pisado por mi pie. Entre mis hobbys, pisar móviles que se intentan suicidar tirándose a las vías, es mi preferido. Está vez pude salvarle, no como cuando...como cuando...snif...snif.
Bueno, pues eso, si se te cae algo de valor merece la pena saltar a por ello. Cuidado, no como Kurono hace en GANTZ. ¡Pobre loco! Pero quizá pensar dos segundos y después actuar y rescatar el objeto perdido no esté del todo mal.
Pero recordad: mirad antes de cruzar.


¤ No tirar cosas al suelo:
Para eso están las papeleras...si no se encuentran llenas.


¤ No molestar a otros pasajeros:
Veáse en cualquier buscador EL NIÑATO DEL METRO DE VALENCIA. Un ejemplo de que algunos humanos son borregos. Éste al menos sabía hablar...pero porque tenía apuntado en una chuleta: " Las 5 frases a repetir entre monguis". Esto fue lo que le salvó al pobre chiquillo de perder la cabeza en pleno metro por un viejete de los de antes, con genio y figura. Eso y el buen hacer de algún pasajero que trabajaba para la sociedad protectora de animales e intentó salvar al chico haciendo de intermediario.


¤ No usar los interfonos:
Son esos paneles amarillos que algún empleado retorcido pone junto a una latente luz roja. Todos lo sabemos, están ahí para que los toquemos. Sólo les falta hablar por si solos: "Púlsame".
Desde aquí mismos les oigo. Lo dicen. Nos invitan a presionar el botoncito, pero nooooo. No podemos. A no ser que alguien se caiga a la vía, en ese caso, sí. Porque debéis respetar una de la anteriores normas antes descritas: "No tirarse a las vías o bajar del andén". En ese orden y no otro, es importante en estas situaciones no bajar pues para eso sí que están los interfonos amarillos.
Sólo entonces, pulsaremos el botón triunfalmente. Nos sentiremos realizados.

He de confesar una cosa...yo una vez toqué uno.
Un interfono, que ya sé de algún depravado que pensará lo que no es (Kurtar). Tenía 6 años, me llamó la luz roja. "PELIGRO" me decía .
Pero yo era tonto perdido, como ahora. Y cual polilla va a la luz, me acerqué al interfono. Y lo pulse. Active el interruptor. Observé. No aconteció nada.
¿ Y después? Lo normal, lo que hace un niño pequeño cuando presiente un desastre: pone cara de bueno, la mejor que puede...y vuelve junto a su madre, la cual se despreocupo momentaneamente de su hijo, momento en el cual él aprovechó para poner a prueba a la maquinita amarilla.
Tras un buen rato el jefe de guardia se puso al otro lado del telefonillo...como para que hubiera pasado algo urgente...¡Ya ves! Tardó más en cogerlo que yo que sé. ¿Y si en vez de ser un angelical niño hubiera sido un inspector? Pues me sé de un puesto que hubiera quedado vacante, señor listillo.
Obviamente no obtuvo respuesta alguna. Toda persona en aquel andén miraba el cacharro pensando que se había estropeado o que alguien había bebido esa noche algo más de la cuenta. Sólo un niño con cara de bueno sabía la verdad.
A continuación cortó la comunicación con el interfono para expresarse por el altavoz de metro mediante unas palabras que no olvidaré jamás: "SE COMUNICA A TODOS LOS PASAJEROS QUE EL INTERFONO ES PARA AVISAR AL JEFE DE GUARDIA EN CASO DE ACCIDENTE, ¡¡NO PARA HACER EL PAYASO!!"
Primera y última vez que me acerqué a un interfono. Actualmente, evito mirarlos por si caigo en la tentación. Aiiis...ya lo he soltado.


¤ No llevar animales sueltos:
Por si no lo mencioné, ¿¿conocéis ya al niñato del metro de Valencia??


¤ Los ancianos, minusválidos y embarazadas tienen preferencia para sentarse. Hay que cederles el asiento:
Esto es así y no vale mirar hacia otro lado, dormirse de repente, ni soltar la famosa frase. "No la había visto".


¤ Se aconseja dormir 8 horas como mínimo: Es divertidísimo ver como la gente casi se rompe el cuello con los movimientos de aquí para allá realizados cuando dejamos el cuello fuera de control y a merced de los movimientos caprichosos del conductor de metro. Que arranco, que freno, que arranco, que freno...Sí, tío. Frenar no sé, ¿pero arrancarme? ¡Las vertebras del cuello cabroncete!
Recuerda: freno...un poquito de freno. Embrague...y freno. Suave.

A todos nos ha pasado alguna vez cuando vamos sentados observando como la persona de delante va dando cabezaditas debido a que el pobre se va durmiendo de cansancio. Es gracioso a más no poder. Sólo falta hacer bolitas de papel y colárselas por el gaznate.
Yo jugaba antes con un colega y creedme cuando os digo que es difícil de verdad. Jugábamos hasta que un día hicimos canasta...

Por otro lado, no resulta tan gracioso cuando la persona que no ha dormido lo suficiente somos nosotros mismos. Procedemos a hacer el movimiento cuello-cabeza con la mayor precisión posible. Entre esto, nos despertamos, miramos al frente y observamos que nadie nos haya visto. Nos limpiamos un poco la baba en el labio y continuamos con el ritual.
Nos engañamos: todos sabemos que el de delante nos ha visto y él, bien sabe disimularlo.


¤ No molestar a otros pasajeros:
Y aquí viene el momento culmen de la entrada. Me refiero a los pasajeros. Esas pequeñas moscas cojoner*s que no hacen sino molestar.
No todos, eso es cierto, pero sí la gran mayoría.

Representan una larga lista, he aquí alguno de ellos:

A) LA ANGUILA: Tú vas hacia las taquillas. No viene nadie por tu carril, tienes preferencia de paso y sacas tu abono transporte. Falta apenas unos centímetros para que tu ticket pase por la ranura de la máquina que te autoriza el paso.
¡¡Cuidado!! Alguien se te cuela ágilmente por un hueco que dejaste al descubierto. Da igual lo pequeño que sea, este tipo de pasajero se caracteriza por no tener huesos en el cuerpo y es por ello que pueden realizar estas maniobras atribuidas únicamente a los contorsionistas de alto nivel.
Exacto, se coló...y no sólo eso. Metió su ticket antes que el tuyo. Ni Flash...

B) EL TANGENTE: Este pasajero sólo aparece en sitios lo suficientemente amplios como para poder cubrir una trayectoria completamente tangencial a la tuya y que suponga tener que hacerte parar la marcha.
Sí, sabemos que hay espacio para los dos. Tú te diriges en una dirección y sentido determinados, ambos os estáis viendo. Bueno, quizá sólo le estés viendo tú a él. Sigues caminando esperando que alce la vista con tiempo de sobra para que sea testigo de tu presencia. Esto no ocurre.
Cortará tu trayectoria con una precisión milimétrica y de forma tangencial. Perfecta, sin errores.
Gracias a tu anticipación lograrás evitar la colisión mientras él sigue su camino inconocedero del destino fatal del cual ha escapado gracias a nuestro acto cívico y responsable.

C) EL BOTONES: Tanto dentro como fuera del vagón, pero siempre cerca de él. No nos lleva las maletas ni hace ningún tipo de servicio a otro pasajero. Tampoco es empleado del metro. Es uno más.
¿Su tarea? Observad atentamente: es aquel personaje que una vez parado el vagón en el andén, impaciente, machaca el botón de la puerta con el fin de que se abra antes.
Se termina desesperando y de repente, también hace uso del interruptor del lado. Comienza a ejecutar combos de clase círculo,círculo (el pad no le da para más) y la puerta, lo más seguro que por cansino que es la persona, acaba por abrir.
Hace tiempo o quizá actualmente, sea un fiel seguidor de las máquinas recreativas. ¿Las antiguas machacabotones, recordáis?

Hay otra modalidad, EL CABEZÓN. A éste se le atribuye el don de abrir puertas del metro a cabezazos.
Un chico propinó un leve cabezazo a la puerta que parecía atascada. Milagrosamente, abrió.
Buena frase la que el joven soltó en ese momento: "A cabezazos se soluciona todo". Me marcó fuertemente, tanto que actualmente yo doy cornadas...pero no con el mismo éxito que este sujeto.
En la práctica está la perfección. Continuaré hasta que alcance su nivel.

D) EL OBSTÁCULO: Como su propio nombre indica, toda persona, animal o cosa que se interpone entre la salida y tú.
De una manera un tanto extraña, tiene la capacidad de reproducirse cuanto más lleno va el vagón. En total no uno, ni dos, ni tres...yo he llegado a contar hasta a 20 personas a sortear antes de poder salir.
De esta manera, a cada paso que das entre la multitud intentando alcanzar la puerta antes de que ésta se cierre, tendrás la obligación de ir preguntando: ¿Perdón, va a salir? ¿Me disculpa? ¿Sale?...Y demás frases parecidas.


E) LA VIEJITA: La pobrecilla no alcanza el metro y medio. Es pequeñita y encima, se encuentra rodeada de vigardos. Llega a la cintura a los demás pasajeros, tiene cara de circunstancia y no alcanza a ver a través de la ventanilla.
Realmente desconoce en que estación se encuentra y mucho menos, cuando la dejarán apearse del vagón. Por ello, continua su trayecto esperando a que finalice la línea para poder bajarse y respirar tranquila.
Lo que no sabe es que está viajando en la línea circular.

F) EL CONTORSIONISTA: Ya hemos hablado de él. Su cuello ejecuta violentos movimientos a la que vez que tiene micro-sueños por no haber podido dormir lo suficiente.
Temes que en una de esas suene un ¡crack! y entonces sí que de verdad, el pobre no tendrá que preocuparse de si se pasa la parada.
Todos hemos sido activa o pasivamente contorsionistas. Alguna vez nos hemos quedado dormidos y hemos echado la cabeza hacia delante y hacia atrás rezando para que nadie se diera cuenta de la sopa que llevabamos en ese momento.

G) EL ATLETA 100 METROS LISOS: No nos podía faltar en plena hora mañanera el atleta vestido con traje y corbata.
Típico oficinista que llega tarde a trabajar y que, carpeta en mano, corre velozmente a través de la corriente circulatoria de pasajeros del suburbano.
Es hábil y sería un fiel competidor en los juegos olímpicos.

H) EL ATLETA CORREDOR DE OBSTÁCULOS: ¡Y luego dicen que los madrileños son unos vagos y que no hacen deporte! Aquí tenemos otra modalidad de corredor, el saltador de obstáculos. ¿Qué hace? Saltar. Psch.
Se le ve más que nada en barrios de taquillas antiguas del tipo "torno". En ausencia de metrobus, un saltito, evasión del segurata y ya está hecho: ¡¡Pa casa!!
Son una especie en peligro de extinción debido a que la mayoría se abren la cabeza al intentar huir del señor segurata por las escaleras o también, debido al crecimiento de los últimos años de las taquillas de doble puerta semi-automático ahora me abro, ahora no.


I) EL GUIRI: Este señor que canta a "viajero en vacaciones" desde lejos. Lleno de maletas y mapas, mira desesperadamente los tablones de metro y se pregunta que es un trasbordo o una correspondencia.
Tarde o temprano nos mirará y nos preguntará cómo ir a uno u otro lugar.

J) EL MÚSICO: Otro clásico con una gran variedad. Por un lado tenemos el que va de vagón en vagón con un kid altamente tecnológico fácilmente plegable por si misteriosamente, tuviera que salir corriendo.

Luego tenemos el tímido, que se refugia en una esquina y que extiende una prenda o funda que poco a poco se va llenando con monedas de céntimos de valores entre cinco y diez.

Para terminar, otra modalidad de músico tímido. Esta vez hablamos de una persona que no conoce lo que se llama "vergüenza ajena": Una mujer de unos cincuenta y tantos que micrófono en mano, revienta timpanos a cualquier osado que pase cerca suyo.
Realmente, de entre todos los músicos, es la que más dinero recauda puesto que la gente le echa hasta billetes con el fin de que se calle. Lo triste es que la mujer se anima al ver esto y canta cada vez más alto provocando estallidos de cabeza.

K) LA SEÑORA: Una mujer anormalmente encorvada, de origen rumano el mayor número de veces y que pide dinero bajo una cantinela de: "Señooooooreeeeeee.....una monediiiitaaa..."
El chiste está en que la mujer, una vez se baja del vagón, deja de estar chepuda y se convierte por arte de magia, en una mujer erguida.

L) EL AVENTURERO: O fumado también. Lo mismo te le encuentras cruzando las vías de un lado a otro del andén que pasando entre vagones del tren en marcha.
Cualquier cosa es poca para El Aventurero.

L) TÚ: Y bien. ¿A cuál de estos grupos perteneces tú?
¿Inauguramos un grupo nuevo?

1 comentario:

  1. oye tio k te crees que siempre pienso en lo mismo?....pues tienes razón

    ¿Angelical niño? Querras decir niña muajajajajajaa muy buena tio, muy completa

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