domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Dormir con lentillas, peligroso?


¿Cuántos usamos lentillas a diario? ¡Hala, tantas manos levantados! ¡Que de ciegos que somos! Ya no me siento solo, snif snif, es un consuelo saber que no se está solo en el mundo.
Compartamos experiencias como en AA, en terapia de grupo, chicos:

Todos nos dimos cuenta en algún momento que no veíamos ni un pimiento. Unos no podían leer carteles a distancia, esto sólo era realmente frustrante si ibas en coche: "¿Será esta la salida para Valencia?...¡Sí, yo creo que sí!"  Días más tarde llegábamos  a una frontera donde ponía "Bienvenue en France".
Sólo podíamos susurrar un: "Pues no sé dónde he podido girar mal, cari....". Mientras los ojos dulces de nuestro, hasta entonces amor platónico, se convertían en una mezcla entre el perro Cujo y Terminator.


Otros confundían a un amigo o pareja en los centros comerciales cuando, inocentes de nosotros, nos separábamos para comprar algo. Al volver, o intentar volver, nos dábamos cuenta que nuestra supuesta "vista de lince" no lo era tanto y buscabamos parecidos en la gente con la persona junto a la que queríamos regresar, como en el famoso juego: ¿Quién es quién?
 "Hmmmm, veámos, tenía bigote, pero no tan grande como el de ése. Esto...rubio era, no canoso. Descarto al calvo, por supuesto.....¡Ah, ya! ¡Mírale! ¿Cómo puedo estar tan ciego? ¡Ey, Mike! ¡Ya encontré la cervez...Un momento, usted no es Mike! ¿¡Mike!? ¿¡¡Mikeeeeeeee!? ¡¿Qué ha hecho con mi amigo Mike?! ¡Suplantador! ¡¡SEGURIDAD, SEGURIDAD!!"
Obviamente acabábamos con la cara colorada en la garita de los seguratas.

Pero ahí no queda el último ejemplo, pongamos uno más. Pero esta vez el de aquellos que no quieren aceptar que no ven un cagao. Cuando te acercas el libro a la cara tanto que ya tu ojo no es capaz de acomodar. ¿PRESBICIA A LOS 7 AÑOS? ¡¡MAMÁÁÁÁ!!
Otra variante del mismo ejemplo es acercarte el libro tanto como puedes hasta que tu napia te lo impide. ¡Chico, vete al óptico-optometrista YA!

Mi caso fue más particular:
No terminaba de aceptar que si el último alumno de la fila de la clase, al fondo del todo, podía con la suma 2+2=? escrita en la pizarra por el profe, no era porque era un portento. Y no me refiero a resolver la complicada operación matemática, no. Eso con un poco de concentración se podía resolver. El tema era en poder ver esa operación de letra grande hecha a nivel "primary teacher" desde atrás, en el punto más alejado de la pizarra y no desde la primera fila, donde me encontraba. La gente flipaba y yo, muy cabezón, no reconocía que era miope perdido: "Profe, de verdad....Si el resultado no es 3 ni 5 y me dice que tampoco es 1 ni 0, yo no se resolver 2+2. Lo siento".
Vosotros os podéis reir. ¡Reiros, no os cortéis! ¡Reíros como se reían ellos! Os puede parecer mentira, pero yo he perdido recreos por esto...Me quedaba en clase, castigado por el profe hasta que consiguiera resolver las cuentas de la pizarra. Solo, mientras me daba fuerzas para reconocer que por entonces mis pocas dioptrías, se estaban comenzando a abrir paso en mis ojos, con una sonrisa maligna:
"Si tienes 7 años, a sumar media dioptría-dioptría por año....en fin. Haz una regla de tres majete, aunque sino puedes con 2+2, mejor déjalo, muhahahahahahahaha...¡Y espera, espera! ¡Espera a llegar a la pubertad! Que si no necesitas un catalejo para ver....¡No sé yo! Rejuaas, rejuaas.  ¡Nos lo vamos a pasar pipa! ¡Sería feo que no nos presentásemos con toda la vida que nos queda por delante juntos!
Encantada, me llamo Miopía. Seremos buenos compañeros"
....Y vaya si lo hemos sido...

Todo este rollo para explicaros el mal uso que hacemos de las lentillas. Todos nos dicen que tiene muchas ventajas frente a las gafas y nos dan algunas recomendaciones para evitar efectos adversos.
La más famosa que hoy nos ocupa: "Niños, no os quedéis dormidos con las lentillas puestas"
¿Risas, quizás? Tranquilos, no iréis al infierno por esto. Tooooodos lo hemos hecho. Para todo hay una primera ver, es como perder la virginidad, algún día lleg...un momento, olvidad esto. No hay una primera vez para todos...ejem, ejem...¡Es triste, sí! ¿¡Qué pasa!? ¿¡Eh, eh!? Pero lo que decía...Con las lentillas siempre ha pasado y si no eres de los "afortunados", tranquilo. Tú hora está próxima.
Llegar tan casado de un día de trabajo o más frecuentemente, de bebercio para la mayoría de vosotros y caer redondo a la cama.
( NOTA MENTAL: ¿Por qué se dice "caer redondos" cuando nos tiramos planos a la cama?...PROCESANDO....RESOLVER DUDA EN FÚTURO PRÓXIMO)
Quedarnos dormidos con las lentillas puestas...Es notable reseñar que esa noche no te levantaras al baño, ni a beber un vaso de agua ni ná. Ni siquiera te velarás en mitad de la noche y dirás: "¡Uy, las lentillas! ¡Me las quito ahora mismo!" Murphy vuelve a atacar con su ley y no dejará que abramos los ojos hasta las fácilmente, hmmmmm 12:20 del mediodía. Y de manera literal, porque tendremos los ojos tan pegados a nuestras lentillas que abrir los ojos será una odisea: escozor, legañita por aquí, legañita por allá, lloriqueo y algunos hasta llanto melancólico mientras dicen: "¿Por qué esa chica no quiso conmigo? Snif, snif...¿Y por qué me dijo contigo no, bicho?...Dios, como me duele la cabeza..."
Pero para nuestra amiga lentilla, "ocupa" en nuestro ojo, ya es hora de salir. Lentamente introducimos los dedos hacia nuestro globo ocular intentando agarrar la ahora put* lentilla; escozor, más escozor. Más lloriqueo...El llanto vuelve a aparecer pero ahora no es por la chica que no se lió con nosotros, sino de lo que duele quitarse a la  muy desgraciada. Cuando conseguimos agarrar la lentilla, más pegada no puede estar al ojo. Sólo con un esfuerzo mayor conseguiremos arrancarla de nuestro ojo como vil sanguijuela chupóptera.
Es ahora cuando nos damos cuentas de que a pesar de tener unos ojos verdes o azules, ninguna persona en ese preciso momento, nos dirá: "Que ojos más bonitos tienes". Lo más que nos podrán decir es: "Tío, ¿cuándo te operas de lo de tu vista?".
Hipoxia, neovascularización, inflamación corneal y demás tecnicismos ópticos. Hay gente que hasta ha perdido el ojo. Sí, sí. Se acostaron con lentillas y a la mañana siguiente...¡Voilá! ¡El ojo había desaparecido!....Bueno, no. Esto nunca ha pasado, ¿vale? Pero tampoco dejéis que pase.

Con todo esto, algunos podéis estar acojonados. Tranquilos, las lentillas son una ventaja evolutiva. Es un portento en lo que a ver bueno, bonito y barato (caro) se refiere. Lo realmente mortal son: LAS GAFAS
Un instrumento quirúrgico peligroso.Un ángel de la muerte en sus mismas carnes. Ceguera en estado puro. Rambo con su machete.
Toda esta entrada, todo lo que os habéis chupado hasta ahora, es para desvelar la historia de terror más grande jamás contada: QUEDARTE DORMIDO CON TUS GAFAS.

Tú vas y te duermes. El primer paso es insultantemente fácil. Pero más fácil que el primero, más para unos que para otros, es moverte mientras duermes. Unos roncan y otros damos vueltas en la cama, ¿sí? Yo soy de los que doy vueltas, de pequeño me gustaban los tíos vivos....Hmmm, ¿que mal suena eso, no? Hmmmmm, me gustaban los caballitos....¡Mierda! ¡Esto tampoco es que suene muy bien!...Quedaos con que doy vueltas en la cama mientras cuento ovejitas.
No sé como las gafas van a parar a la altura de mi espalda. Las aplasto una y otra vez. Cuando me desvelo para ir al baño (y sí, aquí  a Murphy se la suda, no se trata de dejarte ciego directamente, así que te dejará levantarte tantas veces como quiera él), noto una molestia antes de levantarme. A la altura de la espalda, meto la mano hasta encontrar el causante de la molestia: mis propias gafas.
Mi sorpresa es cuando al cogerlas, un dedo se me cuela en el aro derecho de la montura. Justamente donde un cristal debería estar. ¿Sabéis que toca ahora? Eso mismo: buscar un cristal TRANSPARENTE, en una cama con unas sábanas CLARAS y con nuestra amiga MIOPÍA en forma de  OCHO DIOPTRÍAS (y sumando) por ojo. No ves, por más que guiñes los ojos, no ves (los miopes sabéis los buenos resultados de guiñar los ojos). Y dado que tienes una buena sopa encima y te estás meando, ¿qué haces? Palpar la cama... Das con el cristalito de marras, a dios gracias que no está roto, lo colocas en su sitio cual puzzle y por fin, miccionas. ¡En el baño garrulos, en el baño!
Los problemas vienen como siempre: al día siguiente. Tú te colocas las gafas, pero las gafas no se colocan a ti.Es ahí cuando recuerdas que la noche pasado estuviste haciendo tus pinitos como amasador de gafas, retozándote con ellas, aplastándolas con tu espalda una y otra vez. ¡¡Yummi, yummi!! Inútilmente, intentarás dar forma de manera manual a la montura en lo que tu considerás correcta y adaptada a la fisonomia de tu careto...sin éxito. Lo intentarás un par de veces más sin avanzar mucho hasta que ver con las gafas sea  lo suficientemente soportable como para no marearte al andar...¡Y ya que los ojos hagan el resto! (Malditos meridianos, amén por los óptiqueros que sabéis de qué hablo).

Como véis, lentillas o gafas son peligrosas. Cada una a sus niveles. Lo único que queda es decir:

"Niños, no os quedéis dormidos con las lentillas puestas"

A la que también añado: ¡MALDITOS EMÉTROPES!

Eso es todo, es la historia de lo que me aconteció esta noche. ¿Aterradora, verdad?